Más allá de alguna primera aparición o de lo divertidos que son aún estos números, lo que más me ha llamado la atención es la importancia del trabajo de Steve Ditko en las historias, algo que es clarísimo en estos números. Puede que no en todos, el del Escarabajo y la Antorcha Humana, por ejemplo, que es puro Stan Lee en su uso de una estrella invitada, de la novia de éste y de un villano de otra colección. Pero hay muchos ejemplos de temas que le gustaba tocar a Ditko como el arte moderno-del que abominaba-, en el número del regreso del Circo del Crimen, o del modo en que se trata algo, como la identidad de Crime-Master, que al final es alguien desconocido, que era lo real según Ditko y uno de los posibles motivos de la marcha de Ditko de Marvel según algunos, ya que quería que la identidad de Green Goblin fuera la de alguien que no conocieran los lectores.
Pero sin duda, el número 30 de la colección es un ejemplo perfecto de cómo el peso del argumento lo lleva Ditko, uniéndose Stan Lee al final para añadir los textos. El motivo es que el peso del número es el enfrentamiento del Trepamuros contra el Gato, un ladrón revientapisos sin especial relevancia. Al mismo tiempo, se nos hace saber que alguien está robando materiales de tipo científico. En un momento dado, un grupo de delincuentes uniformados intenta robar un camión con productos de este tipo. Uno de los criminales hace un comentario de que el plan es del ladronzuelo. Otro piensa como si fuera el Gato disfrazado.
En realidad, lo que sucede es que se está preparando la saga que viene a continuación, la histórica aventura del Master Planner, y el Gato no pinta nada en esto. Pero o Lee no se había enterado de los planes de Ditko, o se le había olvidado, o pensó que era mejor ligar los dos temas.
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