Esta serie argentina nació inicialmente como una continuación de un cómic bélico de Oesterheld y Solano López llamado Amapola Negra, del cual no tengo el placer de haber leído nada.
Esta influencia inicial se mantiene. Porque este trabajo de Barreiro y Giménez bebe sin disimulos del antibelicismo y el humanismo del mejor Oesterheld, al igual que el alejamiento de cualquier arquetipo heroico. No tengo ninguna duda de que algunas de sus historias dejan con el corazón encogido a cualquier lector que se acerque a ellas.
El cómic a veces está sobrecargado de información técnica de interés muy relativo (calibre de armamento, revoluciones por minuto de los motores...), pero que demuestra a las claras la seriedad y el esfuerzo de la documentación manejada. Y al final, todo ello ayuda a que las situaciones planteadas parezcan terriblemente verosímiles y que el lector sienta al máximo la sensación de ser parte de la tripulación de un bombardero de la Segunda Guerra Mundial.
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