El confinamiento ha traído varias obras que nunca hubieran nacido sin él. Y lo mejor es que son muy recomendables, como esta historia de Superman.
En La tetería del oso malayo, David Rubín contaba una historia maravillosa sobre un niño fan de Superman. Era, como sospechaba, autobiográfica. Seguro que poder hacer este relato del kryptoniano ha sido un placer para él.
Además lo es para los lectores, por el interés humano que desprende y por la ternura de muchos de los detalles.
A mí me emocionó y divirtió a la vez una barbaridad este viñeta.
¡Id a vuestros libreros y que os regalen este cómic, hombre!
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