domingo, 24 de octubre de 2021

Didier Conrad y Jean-Yves Ferri: Astérix 39: Astérix tras las huellas del grifo

Me enfrenté a este álbum con algo de aprensión, vistos los comentarios.
Hombre, no es Goscinny, pero creo que eso ya lo sabíamos al comprarlo.
Pero no creo que no sea el peor álbum de Astérix ni de lejos. Para mí sigue siendo el último de Uderzo el que tiene ese dudoso honor.
Con éste me encontré una aventura simpática, un dibujo muy espectacular, algunas referencias más o menos sutiles a la actualidad (fake news, feminismo, internet) y más de un gag que funciona.
Y lo de usar una rotulación como la de Uderzo me parece estupendo.
Mucho quejica hay por ahí.



Joe Staton y William Messner-Loebs: Jonny Quest 11

Cuando leí este número hace muchos años, al llegar al final se me humedecieron los ojos.

Al cabo de unos números leí en el correo una carta de Len Wein que decía que durante años, había escuchado a aficionados decir que el final de su primera historia de la Cosa del Pantano les había hecho llorar, y que con este número él entendía ahora de lo que le hablaban. O algo así, no me hagáis que lo mire.

Lo he vuelto a leer y he vuelto a sentir lo mismo.

Qué GRAN número.



Marc Hempel, Mark Wheatley y William Messner-Loebs: Jonny Quest 10

Hempel y Wheatley, que se convertirían en los dibujantes regulares de la serie van calentando motores en un gran número donde Jonny y su amigo Hadji viajan a la Inglaterra de Ricardo III para descubrir que lo que contaba Shakespeare de él era muy inexacto.




Murphy Anderson y William Messner-Loebs: Jonny Quest 9

¿El veterano autor de DC Murphy Anderson en un número de Jonny Quest?

El veterano autor de DC Murphy Anderson en un número de Jonny Quest.



Ken Steacy y William Messner-Loebs: Jonny Quest 8

Una historia, tramposa pero eficaz, donde vemos el futuro de los personajes, perseguidos por un implacable villano.

Lo mejor es poder ver al gran Ken Steacy al dibujo.



T.O.T.T.: Nosotros somos los muertos 4

Esta historia, una ejecución donde sólo se ven las manos de los personajes, es brutal. Lectura obligada, si no la conocéis.



Howard Chaykin: Black Kiss

Y acabo aquí las lecturas preGranada.

Sigo sin tener muy claro por qué los policías van matando y violando para encontrar a Cass Pollack, pero me divierte cómo va mezclando sexo, género negro, terror, con giros argumentales cada dos por tres.

A Chaykin le gusta más la segunda parte. Bueno, no está mal. Pero confieso que me parece más impostada, aparte de ser más deprimente.

Puede que sea por lo que contó en la charla, y las traductoras no se atrevieron a decir con exactitud: La primera parte eran mis ganas de follar, la segunda es la nostalgia de poder follar. Tengo setenta años, joder.



Alfonso Font y Frank Pepper: Black Max 1 TPB

Uno de los cómics británicos de los 60-70 que ha reeditado Rebellion en los últimos tiempos. 
Hay dos cosas que me interesan. 
La primera es Alfonso Font, en su primer trabajo importante. Font hace el prólogo y la portada, por cierto.
La segunda es la premisa, una majarada británica absoluta, con peleas de aviones durante la Primera Guerra Mundial con la intervención de murciélagos gigantes, gracias al típico científico loco alemán.
Una juerga.

Howard Chaykin: Midnight of the Soul TPB

Posiblemente la obra más floja de Chaykin de los último años, y pese a ello, mejor que muchas otras cosas que se publican con mucha más repercusión.

Sólo por dos escenas, que harán explotar la cabeza a más de uno en estos tiempos en que contar según qué cosas se mira de forma sospechosa, ya me ha compensado el tiempo.




Miguel Gallardo: Nosotros somos los muertos 3

Cuando a Gallardo se le va la olla, me parto.



Howard Chaykin y Matt Fraction: Satellite Sam

Como estuve en Granada e iba a llevar una charla con Howard Chaykin, me lei al final la obra, de la que sólo me había leído el primer TPB, y en la edición de Dolmen por algún lector en la charla hablaba de ella, más probable que la americana.

Confieso mi pasión por este autor y ésta es de las mejores de los últimos tiempos. Fraction imita el estilo de guiones de Chaykin a la perfección. Ambiente vintage, temática entre negra y denuncia social, mucho sexo, narración algo sincopada, un reparto de personajes bastante coral. Pero estaba claro que Chaykin metió mano en la historia muy pronto, como contó en Granada.

Divertidísima. No sé si lo venderán a alguna cadena de televisión, eso sí.



Ralph Meyer y Xavier Dorison: Undertaker 1: El devorador de oro

Años aguantando a gente que me recomendaba esta serie y yo, como un idiota, pasando de ellos.

Sí, es muy Blueberry, mucho.

Pero como me decía un amigo, hablando de otros cómics, Prefiero un buen imitador de algo bueno que un autor personal que me importa un pito lo que haga.

Total, que tengo ahora cinco álbumes haciendo cola.



José Muñoz: Nosotros somos los muertos 2

 No tenía un mal plantel internacional la revista, la verdad,

Primer número formato libro.


Hendrik Dorgathen: Nosotros somos los muertos 1

Del primer número oficial, formato revista, me quedaría con esta historia, un delirio que juega con la lectura y las transiciones, con la narrativa y la gráfica de una forma tan delirante como brillante.



Max: Nosotros somos los muertos 0

Supongo que sabéis los seguidores de este blog que tengo un canal de Youtube llamado Viñetas donde voy comentando diversas obras.

Estoy preparando uno sobre Nosotros somos los muertos y, por eso, me los voy releyendo, para ir refrescando temas e ideas.

El primero número, el sin número, el fanzine es el inicio.



Carmelo Manresa: Cine de verano

Al leer este tomo lo primero que me vino a la cabeza fue que es curioso el paso del tiempo.

Este cómic, idéntico, se hubiera podido publicar sin desentonar en El Víbora en los años 80, la época en la que sucede la historia por el tipo de historia: jóvenes, primeros escarceos con algunas drogas, los colegas, algo de sexo, un punto costumbrista.

Ahora tiene todo un aire nostálgico, que se ve acentuado por cómo se rehúye el lumpen, los bajos fondos y se abraza la clase media y la segunda residencia.

Igual por eso el autor, hábilmente, incluye una parte final con un claro mensaje, rotundo y claro. 

Y en otro orden de cosas, este tipo de historias suele plantear un dilema moral del protagonista (¡Oh! ¿Debo seguir a tradición familiar y hacerme arquitecto o sigo el impulso de mi corazón y me hago director de cine?) o cómo conoce al amor de su vida y le cambia para siempre. Y no. Todo es mucho más natural y, por ello, más verosímil.

No conozco mucho la obra del autor, sé que es colaborador del TMEO y de El Jueves, pero espero que se tire a por otras obras como ésta: sencillas pero eficaces.



Rodrigo López y Luciano Saracino: Herbert West: Carne fresca

Lo de las adaptaciones de Lovecraft es un mundo. Ésta es concreto, del relato Herbert West, Reanimator, que dio lugar a una de las adaptaciones cinematográficas más locas y disfrutables del de Providence, funciona razonablemente bien. Es bastante fiel, va al grano, mantiene el tono oscuro y algo críptico del cuento, y el dibujo, más expresionista que realista, se adapta a la atmósfera que se desea. 

No es una locura, vale, pero se lee con gusto y deja un buen sabor de boca al final.



domingo, 3 de octubre de 2021

Ana Penyas: Todas estamos bien

Ese estilo gráfico, con elementos en plan collage, tiene encanto y personalidad a raudales.

La temática, hablar de nuestros abuelos, me parece muy válida.

Pero, aunque haya partes que me parecen estupendas y llenas de emoción, de vida, hay otras en que mezcla las historias de las dos abuelas donde me confunde y me pierde como lector. No sé, me da que centrarse en sólo una de ellas o diferenciarlas de un modo más claro hubiera hecho que lo disfrutara más.



Pablo Auladell: Potemkin

Otra adaptación del Zorro Rojo de una película muda.

Confieso que me he metido en la historia totalmente gracias al apartado gráfico.

Sólo he echado de menos el plano del pie pisando el piano.



Bertail y Matz: Shandy 1: Agnès

Una serie de dos números que no siguió porque el dibujante decidió emprender otros trabajos.

Una pena porque las aventuras de este inglés en la Francia napoleónica tiene un poco de todo, de elementos históricos a fantásticos, algo de sexo, peleas, dramas personales...

Aunque lo que más me ha llamado la atención es el acusado toque corbeniano del dibujante.