MI MUJER: ¿ Qué lees? ¿Astérix?
YO: Sí.
MI MUJER: ¿Pero no te los has leído?
YO: Claro, pero son muy divertidos.
MI MUJER: Eso es verdad.
MI MUJER: ¿ Qué lees? ¿Astérix?
YO: Sí.
MI MUJER: ¿Pero no te los has leído?
YO: Claro, pero son muy divertidos.
MI MUJER: Eso es verdad.
Me gusta mucho cómo se van enganchando los capítulos de este álbum, con el pobre policía a punto de echarles el guante a Mortadelo y Filemón para a continuación salir escaldado.
Esta primera viñeta huele mucho a Franquin, ¿no?
NOTA: Una rápida busqueda de Google me ha mostrado lo mucho que los fans de Franquin franceses se chotean del inicio de este album.
El final de la historia del vampiro estelar lo publicó Vértice en su día sin mucho sentido. A ver, no me parece muy normal sacar el final de una historia de tres números sin haber publicado los dos capítulos anteriores. Ya, era Vértice, ya lo sé.
Lo dicho, es un número simpático pero me gustan más los complementos. Especialmente la parte de Starman con un Emil Gershwin que es puro Alex Raymond.
Cuando veo esa onomatopeya pensé en Alex Toth. Y luego descubrí que Toth era muy fan de Gershwin.
La saga del vampiro estelar sigue pero debían andar algo mal de tiempo o no encontraban qué material reeditar, porque reeditan parte del número 9 de la colección, como si fuera un flashback a mitad de la historia. Eso sí, hay otras partes que, aunque cuenten algo ya sabido, son nuevas. Tiene gracia ver a Dick Dillin dibujando lo que hizo Sekowski en su día.
En los Justice League of America 96 a 98 se contó el enfrentamiento de los JLA contra un vampiro estelar, que intentaba ser una especie de Galactus de DC. Era un villano interesante, y la saga se lee con agrado, pero e faltaba mucho para ser el devorador de mundos de la Distinguida Competencia.
Eso sí, me han gustado posiblemente más los complementos de historias de la Golden Age. En este número aparecen el origen de Hourman y una historia de Widcat cargo de Kanigher y Krigstein. Esta es especialmente reseñable, al poder ver el dinamismo que le imprime al personaje el dibujo del autor de Master Race.
Varios de los personajes clásicos del mercado francés han vuelto en los últimos años de la mano de nuevos creadores. Hablo de Ric Hochet, Bob Morane, Barba Roja...
Y Bruno Brazil.
Esta serie era el antepasado de XIII. No sólo porque la serie original estuvo dibujada por Vance, sino porque el guionista era Greg, posiblemente la influencia más importante de Van Hamme. Y por el género al que ambas pertenecen: el thriller.
Era una serie que no tuvo mucha vida (hay tres integrales de Ponent Mon que recogen toda la serie y que creo que están saldados) pero que resultó muy estimulante.
Y adelantada a su tiempo, me temo. Porque si el cómic bebía de la serie de televisión Misión imposible, el último álbum que se publicó permitía ver cómo empezaría la franquicia cinematográfica de Tom Cruise.
Este relanzamiento es una continuación pura y dura. La ambientación sigue en los años 70 y la trama continúa los hechos del último álbum de Greg y Vance. Pero el resultado tiene una atmósfera actual ya que Brazil es menos de una pieza ya que está tocado psicológicamente por lo que ha tenido que pasar, uno de los personajes parece sacado de Mad Max y las sorpresas y la acción son constantes.
Me pedí este álbum para probar y encargué el segundo justo tras acabarlo. No tengo muy claro si habrá interés en este relanzamiento, pero de momento a mí me tienen enganchado.
Pero al final se descontrola todo, dejando una sensación de confusión importante.
Una pena.
Eso sí, me da que John Cassaday disfrutó una barbaridad con este trabajo, al darle la oportunidad de jugar con otros géneros.
La obra empieza bastante bien, mezclando intrigas de espionaje durante la Segunda Guerra Mundial con elementos fantásticos.
Y, pese a su numeroso elenco de personajes, se las ingenia para que el resultado sea claro.
Cuando los Humanoides decidieron sacar nuevas series con autores americanos (Busiek, Immonen, Austen, Guice) se las debían de prometer muy felices.
Visto lo visto, fue flor de un día.
Esta serie de tres números posiblemente sea la más exitosa a nivel comercial.
Un tomo con la boda de la Cosa y Alicia, despedidas de soltero o soltera, preparativos, enemigos que atacan para tocar las narices...
Lo normal.
No deja de tener muchos momentos divertidos, eso sí.
Y está bien poder ver de nuevo haciendo cómic a algunos de los dibujantes invitados, como Adam Hughes, seamos sinceros.
El segundo encuentro entre Superman y Spider-Man me ha parecido siempre que quedó muy lejos del primero. Muy, muy lejos.
Porque los villanos eran un pegote. Sí vale, el Doctor Muerte es un gran villano y se las ha tenido con Spider-Man en varias ocasiones desde la era Ditko. Pero no es un enemigo clásico de Spider-Man. Y el Parásito acabó aquí porque lo escribía Jim Shooter, su creador. Pasando de Brainiac, por ejemplo.
Shooter escribió un número simpático, sí, y tenía gracia eso de meter a Hulk y a Wonder Woman. O ver a Peter Parker en el Daily Planet junto a Jimmy Olsen, o a Clark Kent en el Daily Bugle frente a J.Jonah Jameson. Pero poca cosita más.
Lo peor para mí es el dibujo. Sí, estaba a los lápices John Buscema, y el cómic al final tiene más de una viñeta impactante. Pero se nota que se debió de hacer a toda pastilla cuando ves la tonelada de entintadores que metieron mano. Apuesto que, más que dibujar, Buscema hizo bocetos.
Y la mayoría del tiempo, sin muchas ganas.
Bueno, supongo que muchos pondrán el grito en el cielo sobre si esto es un comic o no, ya que hay poco bocadillo, poca narrativa, y todo tiene más aspecto de cuento para niños, con textos en off y dibujo a doble página.
Francamente, me da lo mismo. Es una historia que he disfrutado una barbaridad de leer y mirar.
Que se enfaden otros, oye.
Este recopilatorio de historias cortas independientes de Juan Giménez me faltaba.
Una forma de volver a homenajearlo.
Me ha divertido ver que entre los guionistas que le ayudan en alguna historia está el amigo Lorenzo Díaz. Lo del homenaje a Robert Silverberg me ha parecido especialmente divertido.
El final de la historia, habiendo leído la primera parte, y con los textos sin reducciones por el tamaño de los minitebeos de Novaro se ve diferente.
Ver actuar juntos a la JLA y la JSA (a punto de tener su colección propia entonces) es siempre un gusto para mí.
Que tengamos un invitado especial también.
Pero que me expliquen cómo morían ciertos personajes en el número anterior, porque me da que fue muy gratuito...
Una de mis historias favoritas de Flash iba sobre el encuentro de éste con su guionista Cary Bates, quien lograba viajar de nuestro mundo al Universo DC. Todo más loco que meta, egocéntrico o presuntuoso.
Conocía la continuación de este número gracias a Novaro pero no entendí un pito en su momento. Mira, al menos ahora he entendido qué pasaba.
Y es divertido ver a los dos guionistas y su editor hablando y discutiendo.
Por no hablar de leer a Maggin decir que Green Arrow habla como habla porque él habla igual.
La última obra ganadora del Premi Ciutat de Palma ha visto la luz gracias a un crowdfunding del autor.
El álbum iba acompañado de alguna postal y de un sketchbook donde me divirtió mucho ver en una de sus páginas el cálculo de porcentajes del PVP de una obra.
El cómic en sí, centrado en corredores de coche de principios de siglo, parece mucho más infantil de lo que es. No lo es. Y es que la obra juega al despiste y va mucho más allá de la competencia entre un gentleman ganador y un sucio segundón. Esto no son los Autos Locos o algo así.
Porque pronto queda claro que el gentleman no es lo que parece y el tramposo de su antagonista tiene fuertes motivos para actuar como lo hace.
Y gráficamente es una pasada. Si hay algo que le gusta a Pau es dibujar animales y coches. Aquí se ha puesto las botas y seguro que lo ha disfrutado una barbaridad.
No me quiero olvidar del uso del color sepia, para darle a todo un aire antiguo y algo inocente. Una gran idea y que le da un aspecto muy personal.
No se lo pierdan.
Ewing hace crecer la franquicia de los "Immortals" con Hulka.
No me importaría que la prima de Bruce Banner se convirtiera en una habitual de la serie madre.
Un one-shot que parece destinado a ser un trailer de diferentes series. Donde se centra más Aaron es claramente e su etapa de Vengadores que empezaba a continuación.
Supongo que me lo tendría que haber leído antes de iniciar la lectura de los Vengatas de Aaron pero hasta ahora no pude pillar esta grapa (pasé de pillarlo en un tomo, porque era un timo).
Se me pasó en su momento por cierto bajón con el medio del cómic.
Me parece que a Monteys la ciencia ficción que se le ajusta más es la de Robert Sheckley y sus relatos cortos, llenos de sorna y mala leche.
Acompañado de esos momentos kirbyanos, el resultado es apasionante.
Leer la Legión de Bendis me hizo querer leer, o releer, algo de la Legión, de MI Legión.
Este tomo nos permite ver las primeras historias de legionarios como Element Lad o Dream Girl, o las simpáticas primeras apariciones de la Legión de Héroes Sustitutos.
Unos cómics tan intrascendentes como divertidos, tan eficaces como llenos de encanto.
Y me he enterado de algo que no sabía y es la relación, sexual y sentimental, entre la Legión y Star Wars.
El guión es del montón. Lo salva Dick Dillin con su oficio.
Y veo que eso de tener a Atom montando en las flechas de Oliver Queen no fue sólo flor de un día, era ya vicio....
Me molesta que haya alguna página muy mal reproducida o que haya algún que otro chiste que he visto en otros libros de los que he leído recientemente.
Pero me lo compensa el que me haya parecido el más divertido con diferencia de todos ellos.
La segunda aventura de la Patrulla de los Castores presenta a otro scout que luego pasa al olvido. No me extraña, lo único que hace el pobre es bulto.
Por lo demás, una aventurita que podría haber escrito Enid Blyton si le interesasen los grupos juveniles d excursionismo y no la puñetera cerveza de jenjibre.
En su momento lo ignoré por completo. La premisa no me interesaba lo más mínimo.
Años de leer que estaba bastante bien me llegaron a intrigar.
Sí, es cierto. Funciona pese a los personajes y géneros tan dispares. O puede que gracias a ello.
Eso de ver a Archie en pleno tiroteo o al Castigador en momentos cómicos, sin salirse de su papel ninguno de ellos, da mucho juego.
Año 1969.
Roberto Alcázar y Pedrín contra un asesino autostopista que puede que tenga algo que ver con los hippies, una pandilla de colgados y vagos.
Nada que una buena ración de mantecados marca Pedrín no pueda arreglar, amigos.
Hilarante.
Sin ser lo mejor de la serie, es muy curioso ver estos inicios.
La temática constante de la frustración, de la decepción, de la esperanza pese a todo, aún no está tan presente y la tira tiende más a un humor muy blanco, donde los protagonistas son algo traviesos e intercambiables y Snoopy aún es un beagle que va a cuatro patas, no piensa y sólo piensa en comer como buen beagle.
Esto ya parecen los discos de grupos desaparecidos o de cantantes ya muertos, eso de que se encuentran una grabación perdida, olvidada y que sirve para acompañar el último recopilatorio y que hace que los fans del grupo pasen otra vez por caja.
Porque es eso: un disco con una historia original de Goscinny y dibujos de Uderzo que se adapta al formato álbum para hacer felices a los fans de Astérix.
Y que pasen por caja.
Eso sí, tras escuchar el disco original en francés (está en Youtube), me da que el traductor se tomó más de una licencia con las canciones.
Carlos Gimenez vuelve a contarnos historias de su "actualidad", historias de un dibujante de historietas que sabe que ya no le queda tanto tiempo y donde recuerda pequeñas anécdotas sin demasiada importancia, permitirse alguna que otra puñalada y reflexionar sobre la muerte inminente.
Podría haberle explotado muy fácilmente en las manos y acabar con un cómic presuntuoso, pedante.
Pero sale bastante bien parado. Se le nota la profesionalidad, los años de tablas. O de tableros. De dibujo.
Eso sí, creo que de las tres obras en esta línea, la mejor sigue siendo con diferencia Crisálida.
Los Guardianes clásicos se unen, se mezclan, se pelean con otros personajes como Marvel Boy o Hércules.
De momento, es bastante entretenido, la verdad. Veremos cómo sigue...
Un número algo confuso y anodino de la JLA pero que es especialmente recordado por la portada y las cuatro páginas que se marcó Neal Adams para que nadie más dibujara a Deadman o su gran enemigo, el Sensei.
Jimmy Olsen, en los años 50, tuvo una colección muy marciana donde el protagonista se travestía para colarse entre gangsters (una historia que le encanta a Morrison y que es homenajeada en un momento) o se convertía en un gigante o lo que fuera.
Matt Fraction coge ese espíritu enloquecido y sin prejuicios para narrar la historia de la rivalidad entre los Olsen y los Luthor a lo largo de los siglos, un misterio y darle cierta personalidad única a Jimmy Olsen.
Fraction cuenta esta historia mediante pequeños capítulos y saltando en el tiempo adelante y atrás constantemente. Esta narrativa fractionada (¡perdón, no lo he podido evitar!) hace que la historia sólo se pueda disfrutar realmente de una sentada. Es casi imposible ir leyendo esto mes a mes en grapa y que no te confundas o se te escapen detalles.
Para mí, lo mejor es cómo Fraction no tiene manías en desmelenarse y tomárselo todo a chirigota, desde los textos en off llenos de comentarios meta a escenas de un humor negrísimo donde Superman, nada menos, hace juegos de palabras a costa de un pobre científico muerto pasando por cosas que uno no esperaba nunca ver en un cómic de DC como a Bruce Wayne sentado en el water enterándose de que Alfred paga a sus empleados para que le rían las gracias ya que está convencido de que es un tío divertidísimo.
Para ello, ayuda mucho el trabajo de Steve Lieber, con un estilo entre el de Maguire en la JLI o el de Swan, Plastino y compañía en la Edad de Plata según convenga.
Tan marciana como hilarante.
Nuevo reinicio de la Legión de Superhéroes. Y van...
Ryan Sook me parece un muy buen dibujante y Bendis me ha dado algunas alegrías en el pasado, pero también algún que otro mosqueo importante.
Aquí me he mosqueado con todo el mundo.
Básicamente porque esto no me ha hecho sentir en ningún momento que fuera la Legión. Los personajes han sido actualizados, rediseñados, cambiados para intentar hacerlos más interesantes a los nuevos lectores. No sé si lo habrán conseguido. Lo que sí sé es que a este viejo lector lo han perdido.
Veo a ese Timberwolf que parece que se ha hinchado a berzas o a ese Element Lad que parece un ficus psicodélico que se ha disfrazado de Shaggy, el amigo de Scooby Doo, y no los reconozco en absoluto. Me parecen cambios gratuitos. Timberwolf fue el Lobezno de antes de Lobezno y Element Lad nunca ha tenido nada de hippie o hipster o lo que sea. Y digo éstos pero son muchos más.
Veo a Bendis metiendo montones de referencias a personajes del Universo DC contemporáneo para enganchar a la peña. Que si el tridente de Aquaman, que si viene Robin y se intuye que en su futuro será más malo que la tiña, que si entre los Legionarios tenemos un Linterna Dorado o un Doctor Fate... Más Rose , de la serie Rose and Thorn, por allí, porque se ve que es inmortal no se sabe por qué, mira tú, y seguramente porque a Bendis le hace gracia el personaje, de modo que nos la cuela por la patilla.
Veo confusión en todas partes. Los personajes se presentan mal y si alguien se acerca a esto por primera vez que le sea leve. A veces se indica quiénes son mediante una especie de rótulos que aparecen mediante un aparato que llevan en los hombros los personajes. ¡Pero si el personaje está de espaldas para poderlo leer necesitas un espejo! Hace años en la Legión apareció el Interlac, un lenguaje que era el inglés con unas letras diferentes, supuestamente futuristas. Pero se usaba para algún rótulo, algún texto en pantallas, poca cosa en general. Mirad la página que he elegido. Si quisiera ponerme a traducir códigos, creo que me compraría una revista de pasatiempos, amigos.
Y no me hagáis hablar de las tramas. Son confusas, alargadas no sé si por incapacidad o por interés, avanzan de forma renqueante.
Encima la serie empezó con una miniserie que no sirve realmente para nada. Un viaje en el tiempo de Rose de la actualidad hasta la época de la Legión donde se encuentra con los diferentes personajes de esos años, como Omac o Kamandi. Si, hay dibujantes muy potentes pero poca cosa más. No hay ninguna historia detrás, es un puro artificio.
La sensación que me provoca todo esto es que parece que intentan sorprender con tanto cambio, pero que es puro ruido, sin ningún sentido. Puro efectismo, como los cambios de raza de personajes clásicos. Porque yo veo los personajes nuevos y, o van tapados y no se sabe de qué raza son, o son blancos, o son monstruos/extraterrestres. Así que me da que tan preocupados por la integración racial no deben estar. No me extrañaría que en algún momento se descubriera que algunos personajes no son heterosexuales. Muy bien. El problema es que seguramente lo harán anunciándolo a los cuatro vientos y por ganas de llamar la atención. Y no lo harán ni la mitad de bien que lo hicieron Giffen y los Bierbaum hace años cuando escribían la serie y revelaron que un personaje era trans.
Resumiendo: Mucho ruido y pocas nueces.
Lo único bueno es que ha hecho que me apetezca releerme historias antiguas de la Legión.
Porque esto se llamará Legión de Superhéroes pero no sabe igual.
Un número de Marvel Premiere donde Marvel hacía su versión de saga espacial. Recuerda curiosamente bastante la serie original de Galactica que se estrenaría ese mismo año, aunque bastantes meses después.
Posiblemente lo mejor sea la portada de Dave Cockrum.
No tuvo ningún éxito y no se recuperarían los personajes hasta los años 90 para una miniserie que pasó sin pena ni gloria y que ha sido lo último que se ha publicado de ellos, que yo sepa.
Sí, están Ditko, Adams, Colan...
Pero me quedo con esta historia, con el expresionista Jerry Grandenetti jugando a Alex Toth.
La adaptación de Encuentros en la tercera fase que hizo Marvel es una joya.
Archie Goodwin fue capaz de resumir perfectamente la película y el drama personal del protagonista.
Y Walter Simonson fue capaz de dejarte con la boca abierta en más de un momento que es puro espectáculo.
Tenía la edición de Bruguera y nunca me había acabado de convencer. Creo que porque el color es muy diferente, aburrido. Tengo que confirmarlo...
Un número complicado de conseguir, y carito, por ser la primera aparición de Lady Shiva. No acabo de ver que haya tanta pasión por este personaje, la verdad...
Bueno, la historia es un poco del montón, sinceramente. Lo que la hace más que interesante es ver el trabajo de Wally Wood sobre esbozos de Ric Estrada.
Soy muy fan de las historias de Steve Ditko para la Warren. Creo que es de lo mejor que dibujó en su carrera.
Esas aguadas eran maravillosas y normalmente se han reproducido mal, con la excepción de libros tipo catálogo porque han partido de los originales.
Así que si las quieres ver lo mejor posible lo ideal es pillar los números originales.
Y en eso estoy.
Dick Dillin es para mí lo más parecido a Sal Buscema que tenía DC en los años 70, ese dibujante que no es espectacular pero que que es capaz de resolver cualquier tipo de encargo con dignidad y de forma tremendamente profesional. Le tengo mucho cariño a su obra.
Si a eso lo juntamos con Len Wein, quien hizo una etapa corta pero con grandes momentos en la JLA, no hace falta que me cuentes más.
Este número, donde entra en el grupo Elongated Man, no lo tenía y ha sido casi como volver a la infancia leyendo números de Novaro, una delicia.
Pero lo que me ha divertido especialmente es encontrar esta viñeta y que me ha recordado la famosa portada de los Vengadores, y homenajeada después de una de las películas marvelianas, con Ojo de Halcón y el Hombre Hormiga.
Con lo que concluimos que no hay nada nuevo bajo el sol...
En la colección Marvel Super Special, aparte de muchas adaptaciones de películas, salieron un par de números que no dejaban de ser números de Savage Sword of Conan a color. Éste me faltaba. Salió editado en un Super Conan, junto al complemento de Red Sonja dibujado por Howard Chaykin, pero en blanco y negro por lo que se veía muy diferente (sobre todo lo de Chaykin, que estaba con unos colores psicodélicos personalísimos).
La verdad, no es una de las grandes historias de Roy Thomas y John Buscema de Conan, pero es un entretenimiento estupendo y con el color que les daban a los magazines en esa época, muy diferente del de los comic books, el resultado es tan interesante como diferente.
De esta versión libre de La Ilíada me quedaría en primer lugar con la brutal parte gráfica. He disfrutado horrores de partes como la del escudo, el ataque del inicio o el homenaje a las vasijas griegas.
Algunos golpes de inesperado humor son muy de agradecer, igualmente.
Eso sí, la parte del sueño me pareció ingeniosa y muy útil para la tesis de la obra, pero también algo forzada y me temo que más de uno la habrá leído mal.
Hablando con Javier Olivares durante el Comic Nostrum sobre autores minimalistas y que prescinden de decorados, con cómics que acaban recordando más el teatro que el cine, mencionó a Guibert y de lo mucho que le gustaba.
Como no conocía, más allá de unas páginas, esta obra, una de las más conocidas de él, le di un tiento.
Me ha sorprendido su habilidad para no distraer con la parte gráfica, buscando casi todo el tiempo una simplicidad apabullante, de modo que el lector conecte rápidamente con la persona que nos cuenta sus experiencias en la Segunda Guerra Mundial y los años posteriores. El resultado es una obra que respira humanidad por los cuatro costados.
Buscaré las otras obras sobre Alan Cope.
Nunca me había fijado que Astérix y Obélix dan la vuelta a la Galia en un par de días, porque sólo se paran a dormir una noche.
Los autores van cogiendo carrerilla, jugando con referencias contemporáneas. Lástima que seguro que hay un montón de chistes demasiado locales para cogerlos.