Que el Imprerio de Trigan está inspirado en la historia del Imperio Romano es algo evidente y que no se esconde en ningún momento.
Pero leyendo este segundo tomo, en una etapa que muchos consideran de lo mejor de la serie, me llama la atención lo mucho que hay de Shakespeare a nivel argumental, aunque con resoluciones menos trágicas y acordes al público al que iba destinada la serie. Eses Darak, que es como un Yago de Otelo, incitando y malmetiendo para que Brag se enfrente a su hermano por el poder del imperio, esos cuñados en guerra, esos personajes con pies de barro (Trigo, el héroe de la serie, mete la pata en más de una ocasión o se comporta de un modo poco edificante)...
Y entre un guión dignísimo y un dibujo espectacular, pues que uno lo disfruta una barbaridad...
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