Las historias cortas que conforman este álbum siempre me han parecido especialmente crueles. Sí, el protagonista vive una vida aparentemente plácida y tranquila en una isla brasileña.
Pero no hay relato donde no haya asesinatos, adulterios, violaciones, incesto, abusos a menores, zoofilia, palizas a las mujeres, bigamia, prostitución... Y casi todo ante la mayor de las indiferencias de los personajes. Hay un contraste durísimo entre la realidad aparente y la auténtica.
Y a esto ayudan los dibujos, aparentemente ligeros, sencillos, simpáticos, ayudados por un color alegre y "bonito".
Pero lo que me sigue pareciendo sensacional, lo que me mantiene enganchado a Lauzier son sus diálogos. Impecables. Ajustados. Efectivos.
Un puñetazo al estómago.
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