Los cuatro álbumes que pudo realizar Antonio Hernández Palacios no fueron lo que quería el autor, quien imaginaba una biografía de unos venticinco álbumes. Pero sí que permiten tener una idea bastante buena de lo que quería hacer.
El resultado, visto ahora, es, como casi todos los trabajos de Palacios como autor completo, mucho más ilustrativo que narrativo ya que el dibujo es casi una muleta de los frecuentes y algo farragosos textos de apoyo. Sólo de tanto en tanto, Palacios cuenta una escena de forma dramática de forma que te interesa realmente lo que te cuenta (pienso ahora en la charla entre el Rey Alfonso y Sancho donde le explica sus planes de herencia). A Palacios le encantaba la historia y se nota documentado hasta las últimas consecuencias, lo que ayuda mucho a la ambientación de ese mundo medieval que nos muestra.
Pero sobre todo es una obra plástica. El trabajo gráfico es potentísimo con un color espectacular. Pero uno no puede evitar suspirar porque alguien le hubiera puesto algo más de vida dramática a la historia y que hubieran podido completar la obra como estaba previsto.
Y si cuelgo esta viñeta es por cariño a la gente de la Semana Negra de Gijón.
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