La historia principal, de tono carcelario, no está mal. Pero me quedo con los relatos cortos del final de autores como Paul Grist, con el Capi contra el Barón Sangre en la Segunda Guerra Mundial, o el precioso relato de Howard Chaykin y que no deja de ser un canto de amor a la América de Norman Rockwell, o la de Tieri y Azaceta con la dudas morales sobre qué hacer con cierto clon...
O la página dibujada por Travis Charest.
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