Me lo pasé en grande viendo a Risso desarrollando su estilo de potentes contrastes pero con claras influencias de autores italianos de la época y al siempre eficaz y prematuramemnte desaparecido Barreiro.
Futuro con una situación dictatorial, historia contada en capítulos de ocho páginas, todo eso.
Leer este cómic fue hacerme sentir adolescente, cuando leía el 1984 o el Metal Hurlant.
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