Romita se va a Spider-Man y Colan pilla Daredevil, donde estuvo bastante, bastante tiempo, convirtiéndose en uno de sus autores más representativos.
Pero Lee empieza a dar muestras de no controlar y se nota en unos argumentos llenos de personajes ridículos como el villano Leap Frog, que no tiene mejor idea que disfrazarse de rana porque tiene unas botas para dar grandes saltos. Grotesco, incluso en su momento. No un canguro, no un saltamontes, por decir algo. Una rana.
O situaciones tan ridículas como que Spider-Man le escriba una carta a Matt Murdock diciéndole que sabe que es Daredevil (luego se ve que Spider-Man se olvidó del tema, seguramente por culpa de algún guantazo del Doctor Octopus), en lugar de decírselo a la cara. Y claro, Karen lo lee y se lo dice a Foggy corriendo. Lo de revelar la identidad de Daredevil ya le venía de lejos a la muy chivata. Y Matt, en lugar de decir Qué cosas, qué mal está la gente que se cree ser un superhéroe y a otra cosa, mariposa, les dice que Daredevil es un hermano gemelo del que nadie sabía nada, claro, porque no existe.
Posiblemente, de lo peor que publicó Marvel es esos años.
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