Al leerlo, me di cuenta de que es un álbum que me sé de memoria pese a que no lo tendría muy presente en mi listado de historias favoritas de Mortadelo.
Y eso que la trama es una pura excusa para que los dos protagonistas hagan el cabestro.
Lo que hace que el resultado final tenga tanta gracia es la llegada de Ofelia, que empieza como secretaria sin nombre hasta el tercer capítulo que es cuando ya es bautizada. Se nota que Ibáñez empezó a ver la necesidad de ir ampliando los personajes secundarios y de las posibilidades cómicas de Ofelia.
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