Un álbum que está pegando fuerte, por lo que veo.
No es para menos. La premisa es original: un chalado secuestra a Vázquez y le hace dibujar historietas que luego él entinta, mal, y añade diálogos sin ningún sentido. Sus historietas son la sensación de Bruguera.
Sordo le da un aspecto casi de documental, con personas reales comentando la vida de este dibujante ficticio, de Ricardo Peregrina a Ibáñez (me encantó el modo como habla este Ibáñez), de forma intermitente. Estas apariciones son a color, como algunos momentos situados años después.
Pero el grueso de la historia es el bitono, con la segunda tinta fuera de registro, como en las revistas de la época, lo que le da un aspecto muy personal y eficaz.
No se lo pierdan.
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