Se nota que Stan Lee iba cogiendo carrerilla. Las aventuras se alargan a tres números de Tales of Suspense, las subtramas van surgiendo, dando mayor solidez al conjunto... Incluso por primera vez hace eso tan comercial de empezar una historia en un número de una colección y acabarla en otra. Y me ha hecho mucha gracia comprobar que Lee se autoplagiaba. Eso del Duende Verde que descubre la identidad secreta de Spider-Man y que luego se olvida por un extraño accidente eléctrico ya lo hizo aquí antes con Happy Hogan.
Y llega mi admirado Gene Colan. Al principio con ese pseudónimo demencial de Adam Austin que no engañaba a nadie (el entintador Jack Abel sí que estuvo más tiempo con el nombre de "Gary Michaels"). Y con Colan llega su estilo más oscuro, más expresionista y algo más loco.
Me lo he pasado en grande con estos primeros enfrentamientos con el Hombre de Titanio o Último.
Una pena que dejasen de sacar los Marvel Masterworks en rústica. Tiene mucha gracia tener un tebeo de Marvel del que sólo se han editado 400 ejemplares...
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