Muy decepcionante tercera parte de la pentalogía prevista donde, aparte de un par de anécdotas con cierta gracia -como la que ilustra esta entrada- pero que no compensan un nuevo álbum, no hay nada nuevo. Seguimos viendo a Pepe González como un tipo con mucho talento, pocas ganas de trabajar y una vida nocturna oculta a sus amigos.
Y poca cosa más, ya digo.
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