A Juan Martínez Osete, antes de entintar a Ibáñez, lo tenían encasillado en comics de romanos (Simba Kan, El Jabato), así que no sorprende mucho que lo metiesen aquí.
El pobre Vidal Sales usó el pseudónimo de Alberto Cuevas para intentar disimular un poco que volvía a ser él el guionista.
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