David Muñoz tuvo hepatitis C y el tratamiento fue durillo.
Basándose en su experiencia, se inventa una historia correcta (era de esperar, Muñoz es un guionista muy competente), con una galería de personajes más que correcta y situaciones que van de lo cómico a lo patético, pasando por momentos que te dejan con el corazón estrecho. Pero no puedo dejar de pensar que lo de hacer novelas gráficas de enfermedades empieza a ser bastante cansino.
Lo que me ha llamado realmente la atención es el trabajo del dibujante, Manuel Meseguer, que tras un aire inicial a Paco Roca acaba atrapándote con algunas soluciones gráficas de lo más refrescantes.
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