A veces me da la sensación de que el Inspector Dan y compañía son lo más inútil del mundo. La mayoría de veces que tienen que proteger a alguien de un asesino fracasan estrepitosamente, por no decir que a veces hay una incompetencia criminal tremenda...
Eso sí, Giner era una maravilla creando ambiente y los guionistas que fueron pasando, sin acreditar, sabían cómo sacarle partido a la niebla londinense, al Támesis y a los asesinos en serie cuando aún no se llamaban así.
Estas historias del Pulgarcito y demás revistas de Bruguera se merecerían una reedición en condiciones, la verdad.
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