Este tomo recoge los primeros trece números de la Serie Roja dedicada al Corsario de Hierro, es decir, las doce primeras historias largas publicadas en Mortadelo y los cuatro primeros relatos cortos que aparecieron en diversos extras estacionales de dicho título. Víctor Mora tenía ya casi cuarenta años cuando empezó esta serie y muchas páginas en su haber. Había empezado a publicar novelas y libros de cuentos por aquel entonces y, en cómic, había creado ya Sunday y Dani Futuro, dos cómics que se veían ya mucho más modernos de lo habitual. Sus ganas de experimentar y crecer como autor eran palpables.
Decía el gran Perich que Ross MacDonald escribía siempre la misma novela pero que cada vez la hacía mejor, y es algo con lo que estoy bastante de acuerdo. Algo así pasa con las aventuras del Corsario de Hierro. Aunque pensada como una nueva versión del Capitán Trueno, y con el regreso del formidablemente expresivo y dinámico Ambrós, siempre he visto esta serie como la perfección de una fórmula. Sí, es cierto que Mora y Ambrós juegan con el típico trío: el héroe-el Corsario-, el forzudo-Mac Meck- y un tercer personaje (el joven/el cómico) que cae esta vez en la parte cómica, más Fideo de Mileto que Crispín-Merlini-. Si Fideo era un personaje bastante inútil a efectos de acción, no es el caso de Merlini que con sus Gioccos de manni y sus potingues es capaz de salvar de formas creativas más de una situación peliaguda. Pero hay muchas otras diferencias que muestran la madurez y el oficio de Mora que había adquirido con los años.
En primer lugar, porque hay una abundante galería de personajes secundarios, empezando por los villanos, donde muchos son recurrentes, dándole más vida al conjunto y permitiendo a Mora jugar con elementos que no podía usar en sus otras series similares. El primer gran villano es el canalla de Lord Benburry, un antiguo pirata que causó la muerte del padre del Corsario, es decir, responsable del "origen" del héroe y motivo de sus acciones ya que el héroe no es héroe "porque sí". Y si en el primer episodio, La mano azul, se nos presenta al casi omnipresente Benburry y su servil matón Foxie, en el segundo ya aparecen Sinau de Esmirna, Hassan el eunuco y la Capitana Dagas con su fiel Des Brieux. Llama la atención ver que se nos dice que Lord Benburry es el antiguo pirata Mano Azul por tener la mano derecha de ese color pero notar que al poco tiempo se olvidaron del detalle y se le coloreaba de forma normal. Ese color de Bruguera, qué desastre. Pero ya en las siguientes aventuras se van sumando Hakim Reis, Turjan Pachá, la Capitana Dagas y Des Brieux, el Condonttiere Nero...
Luego está la faceta amorosa. Esta serie no tiene el típico personaje de la novia del héroe, a lo Sigrid o Claudia. Pero sí tiene varios personajes femeninos que intentan serlo, con algunas escenas francamente divertidas. Inicialmente se nos presenta a Lady Roxanna, sobrina de Lord Benburry, un personaje dulce y blando, pero pronto viene un desfile. Algunas ocasionales, sí, pero varias serán recurrentes: Diamba, la mulata, la princesa veneciana Bianca di Orsinia más la mencionada Capitana Dagas. Todas ellas mujeres decididas, de acción, capaces de rescatar al Corsario o salvar su vida, como en la primera aparición de Bianca. Que el Corsario viva en un mar de confusiones e indecisiones sentimentales, lo que dará con el tiempo momentos inesperados, hace al personaje más vivo, más real, menos de cartón piedra.
Por la serie también irán pasando y volviendo aliados, a veces encontrados por casualidad, a veces conocidos por otros personajes como Tamak, el forzudo, o Giancarlo, el tío alquimista de la princesa Bianca.
Pero hay un tipo de personaje novedoso e importante: la Vieja Dama del Mar, una filántropa con guarida secreta, pero que viene a ser la madre adoptiva del héroe. Ni del Capitán Trueno ni del Jabato supimos nunca nada de su familia. Estos pequeños detalles son los que lo hacen, para mí, un personaje más verosímil.
Todo este baile de personajes, de enganchar una trama con otra, permite ver que en realidad todo es una gran saga desde el inicio hasta la historia titulada Ambición frustrada, donde se cierran subtramas, como la del hermano de Lord Benburry, con la participación de prácticamente todo el elenco en sus últimos episodios.
La serie tiene un tono más lóbrego y violento que Capitán Trueno o El Jabato. No esconde la miseria de esos tiempos, los abusos de una clase privilegiada, un pueblo sometido por tiranos y sus fuerzas policiales y militares, las ejecuciones de los que les plantan cara. Las comparaciones con el momento en que se publicó inicialmente son mucho más evidentes que en esas otras series mencionadas.
Me divierte, para ir acabando, el hecho de que viendo la primera escena con el Corsario de niño, 1642, y el salto al futuro 24 años después, uno puede ponerle bastante aproximadamente una edad al protagonista, unos treinta y pocos.
Hace años llevé el tomo al Salón del Cómic de Barcelona para que me lo firmara Víctor Mora. Es una de mis joyas sentimentales.
No sé porque no hacen una película sobre el Corsario de Hierro, estaría genial!!
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