Fantomas sigue matando con alegría, robando lo que le da la gana, los buenos son unos torpes que sólo acumulan derrotas y chapuzas...
Una bonita recreación del pulp de principios del Siglo XX llena de cariño por el personaje, la temática y la época.
Me encanta la aparición de Mèlies y Feuillade, el director de las primeras películas de Fantomas, y los diálogos de la criada cabreada.
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