Un álbum único con Tintin buscando una estatuita robada que otros desean y un final parecido al de la posterior El tesoro de Rackham el Rojo.
Pero lo que más me ha llamado la atención, aparte de ver a un Tintin borracho como una cuba o de verlo a punto de ser ajusticiado por la justicia por enésima vez, es la crítica feroz a las acciones de grandes empresas -petroleras o de comercio de armas, en este caso- en países subdesarrollados.
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