Estos dos primeros años del trabajo de Hal Foster en esta obra permiten ver cómo con rápidez pasó de unas primeras páginas algo vacilantes en cuanto a guión, por cuanto la presencia de elementos fantàsticos y monstruos era algo aún habitual y que lo que se narraba iba algo a trompicones, para pasar a una obra llena de épica y aventura, con habituales apuntes humorísticos repletos de ironía y un protagonista poco habitual en cuanto mata a montones de enemigos sin ninguna clase de remilgos o puede fracasar de forma trágica en algunas de sus tareas, lo que le da una humanidad alejada de la perfección de los héroes de esos años.
Y también permite ver que algunas de las viñetas más recordadas del Príncipe Valiente, algunas de las más importantes de la historia del cómic, aparecieron en esos primeros años...
No hay comentarios:
Publicar un comentario