Supongo que podríamos decir que si Blacksad es un cómic franco-español que mira al género negro americano, Grandville es rabiosamente inglés, mirando más a la novela problema y a la novela de intriga. Y al steampunk, claro.
Pero es más que eso, más allá de guiños a los personajes más conocidos del cómic francés más antiguo (Spirou, Milú, Bécassine) tiene unas explosiones de violencia muy modernas (Talbot cita a Tarantino como influencia).
Pero sobre todo hace referencias muy claras y directas al 11-S o a Jean Marie Lepen, por ejemplo, lo que le da una lectura política aún más interesante.
Y Talbot vuelve a jugar con ucronías varias, aquí con un mundo donde Inglaterra fue conquistada por los franceses, de modo que ahora los ingleses hablan en francés. Me hace especial gracia que un juego de palabras que es parte del misterio funciona mucho mejor en ese idioma...
Una muy agradable sorpresa.
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