Los autores ya me enamoraron con su "Gringos Locos".
Aquí hay algo parecido: una mezcla de realismo, contando la resistencia belga y la vida cotidiana durante la ocupación nazi, mezclado con constantes homenajes al cómic.
Porque de lo primero hay un montón: el racionamiento, el estraperlo, el uso de delincuentes comunes por parte de los nazis para conseguir información, las consecuencias de ser un colaborador cuando todo acabó, los carteles, la publicidad...
Pero de lo segundo ya ni hablemos: Raymond Leblanc, Hergé, Blake de Blake y Mortimer, Quick y Flupke, Jo y Zette, Jijé, Blondin et Cirage, entre los clásicos; Velhmann, Munuera o Morvan entre los modernos; Superman y Daredevil entre los americanos.
Hay amor por el medio.
Hay talento a raudales para emocionarnos.
Hay una habilidad por parte de Schwartz para montar viñetas sobrepobladas y que sean claras y diáfanas que debería ser ilegal.
Y encima es tremendamente entretenida. Hasta vemos algo de actividad sexual por parte de Fantasio, no os digo más.
La única pega que le pondría es que siendo una edición impecable metan la pata en una tontería tan evidente como que hablen de un gangster llamado Violette, claramente hombre, en términos femeninos...
NOTA POSTERIOR: El rotulista de esta edición, el amigo Fernando Fuentes, me ha hecho saber que sí se trata de una mujer y que era un personaje real. Lo he comprobado y es cierto. Violette Morris era una atleta y colaboradora nazi, abiertamente bisexual y físicamente muy masculina. Tal vez hubiera sido menos confuso para mí, y para el rotulista entre otros, si el dibujo no la hubiera hecho tan masculina...
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