Los últimos años de las Joyas Literarias Juveniles fueron más atrevidos en lo literario. Algunos temas eran mucho menos infantiles. La trama de esta historia entra en la lujuria sin disimulo y sorprende a veces con el vocabulario como el "bastardo" que he elegido, la verdad.
Quesada hace un trabajo impecable, elegante, robusto, que nos permite imaginar a ratos cómo hubiera podido ser la colección si la dibujara Víctor de la Fuente y con una narrativa clarísima y ejemplar.
Lástima del color brugueril. De los peores que he visto nunca y os puedo asegurar que he visto muchos y muy malos.
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