No había vuelto a releer los tres álbumes de Peter Pank desde que se publicaron por capítulos en El Víbora.
Ahora, casí treinta años después, aproximadamente el tiempo que había pasado entre la creación de El Capitán Trueno y esta obra, me llama la atención lo mucho que ha envejecido Peter Pank, lo ochentera que se ve, con esas tribus urbanas llenas de tópicos, esas referencias a yupis o al acid house...
Por otra parte, me divierte ver cómo Max tras un primer álbum que es una simple parodia de Peter Pan, va cambiando y añadiendo elementos para acercarlo a temas que le divierten, que le interesan, más. Desde monstruos clásicos a conflictos sociales.
O cómo decide usar un entintador, Gabi Beltrán, para la tercera parte que le da un aspecto visual muy diferente.
O cómo acaba hartándose del personaje y cierra la historia con un final algo abrupto pese a que apuntaba más aventuras en el país al otro lado de las montañas.
Supongo que a muchos les gustaría que Max siguiera haciendo historias de Gustavo o de Peter Pank. Pero está claro que una serie con un personaje no es algo para él...
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