El guión tiene un planteamiento inicial ingenioso, engañando al lector sobre quién se convertirá en Lobezno.
Pero después hay demasiados elementos que no acaban de funcionar (por decir algo, ese cocinero con obesidad mórbida que se la tiene jurada de Lobezno no sabes por qué, ¿es la gran némesis del Lobezno joven?), pero sobre todo demasiados interrogantes que quedan abiertos (las relaciones familiares, las cicatrices de la madre, etc...). Uno puede sospechar las respuestas pero tengo claro que Jenkins tenía alguna respuesta sorprendente para una posible continuación.
Pero de momento nos vamos a quedar con las ganas.
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