Dejando aparte la edición, muy maja, me quito el sombrero ante un cómic montado con una estructura de nueve viñetas, todas ellas repletas de profuso texto, y gags, muchos de ellos magníficos y de un humor de lo más marciano, en cada una.
La idea es contar un día de un famoso, vivo o muerto (o que estaba vivo cuando se hizo y ahora está muerto, como David Bowie), y enseñar sus manías y sus cosas.
No, esas cosas no, guarros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario