Que gran dibujante es Emily Carroll. Y vaya filigranas narrativas.
Me encantan sus relatos góticos entre el cuento infantil malvado y el terror más clásico. Qué atmósferas malsanas, de cadáveres semiputrefactos y húmedad, más bien conseguidas.
Nada sorprendente y novedoso, pero muy interesante.
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