Benjamin Marra tiene gracia, el tío.
Nos presenta unos cómics que parecen los que veías hacer en la escuela o, mejor, el instituto. Con ese estilo que intenta parecer realista pero acaba siendo más bien ortopédico, con unos guiones que parecen fusiladas y mezclas de películas sacadas directo a VHS de productoras que esperan ser la Cannon, que dejas a la mitad porque el autor ya está harto y le apetece hacer otra cosa...
Si los diálogos fueran mejores, que es probablemente donde falla más en mi opinión, muchos hablarían de Tarantino...
Ahora mismo me recuerda más Kung Fury.
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