La cuarta etapa de la clásica cabecera Can Can de Bruguera, en un intento de hacer la competencia a las revistas de humor para adultos del momento, sólo duró un número. Siempre me he preguntado por qué duró tan poco. ¿Un experimento fallido? ¿Miedo a problemas porque los kioskeros la metieran junto al Mortadelo?
Se evitó totalmente humor de actualidad con referencias a la política o la televisión de entonces. Así que la temática única era sexual.
Por eso, ver a algunos de los autores punteros de Bruguera haciendo chistes más o menos verdes tiene su gracia. Lo mejor seguramente sea lo de Vázquez con algún gag que es puro gamberrismo y sus tres páginas de Mimi Cancan, una prostituta, pero como Vázquez hizo bastante material de este tipo no llama tanto la atención. En cambio eso de ver a Ibáñez dibujando tetas es algo realmente único.
La imagen elegida es porque es de las más suaves, que no me vengan a tirar de las orejas, y porque aparecen en plan cameo dos tíos que puede que os suenen.
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