Aunque no crea que los comics de guerra de Marvel de la época se acercasen en calidad a los de DC, no puedo evitar reconocerles ciertos méritos.
En primer lugar, el humor. Creo que los diálogos de estas historias son de los más divertido que escribió Stan Lee en su carrera. Lo que mezcla bien con momentos más dramáticos, como la muerte de uno de los miembros de los Comandos Aulladores en uno de los primeros números. Incluso escenas absurdas (¿un soldado negro disfrazado de soldado nazi sin que nadie se extrañe?) son maravillosas por lo marcianasy no desentonan en ese mundo donde los protagonistas conseguían ganar la guerra prácticamente ellos solitos.
Por otro lado el esfuerzo en 1963 por incorporar minorías y hacer el grupo lo más dispar posible es indiscutible. Tenemos irlandeses, italianos, judíos, sureños, un afroamericano... Y no nos olvidemos de Percy Pinkerton, el recluta inglés que llegó en el octavo número y que Lee confesó años más tarde que siempre se lo planteó como un soldado gay. Esto hace que los personajes tengan chispa, tengan vida, que sean únicos, muy por encima de los soldados que acompañan al Sargento Rock, por ejemplo, que son bastante intercambiables.
Y en tercer lugar es muy divertido ver lo mucho que influyeron estos números a los Gloriosos bastardos de Tarantino. El famosos director lo ha reconocido en alguna entrevista, no es nada nuevo. Pero tiene mucha gracia poder leer escenas que tienen sospechosos parecidos con algunos de los mejores momentos de la película.
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