Caray, se me había pasado este cuarto tomo. Veo que en Francia hay dos más que espero que no tarden mucho en salir por aquí.
Sensacional, como los anteriores. Me divierte horrores ver a Trondheim mostrándose como un neurótico hipocondriaco, viajero y algo quejica. Me apasiona ese color acuarelado.
Y me parece muy irónico el título "las pequeñeces..." para la que es una de las mejores series de este autor.
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