Felipe Hernández Cava es sin duda uno de los mejores guionistas españoles. Es capaz de tratar temas que van más allá de las anécdotas de las historias. En este caso, un relato criminal, puro polar, pero que en el fondo trata de ETA en partícular y de las víctimas sacrificadas, olvidadas para obtener un ideal, en general, un tema que ya ha tocado en otras ocasiones. Es un hombre tremendamente culto y las referencias literarias, cinematográficas, musicales son constantes.
Pero me falla algo. Posiblemente el tratamiento del terrorismo que, pese a hablar también de malos tratos en dependencias policiales o del GAL, me suena maniqueo y muy simplista, especialmente con ese recorrido de entrevistas sin demasiado sentido con la galería de víctimas (la viuda de un muerto, el guardaespaldas mutilado, la profesora represaliada...). O puede que sea porque es un trabajo con un exceso de texto (casi omnipresente voz en off del protagonista y diálogos) y donde la gran mayoría de personajes acaban diciendo muchas cosas parecidas...
Al menos puedo disfrutar del trabajo gráfico de Seguí, cada día más sólido.
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