Es divertido ver a un Carlos Giménez en un modo más realista, que recuerda a muchos clásicos de la prensa americana , a Alberto Breccia, al Giménez más humorístico o a compañeros suyos de generación según la viñeta.
Pero de este segundo tomo lo que más me ha gustado seguramente son los guiones de Manuel Medina que van más allá del tópico, de los estereotipos, y que suele tener un punto violento inesperado y sorprendente en varios momentos.
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