No es un cómic ni un recopilatorio de chistes.
Se trata más bien de ilustraciones, con unos pequeños textos entre el aforismo, lo poético y el manual de autoayuda.
Gráficamente es precioso y se nota que era algo que Ferry hacía con verdadero placer y donde sacaba muchas neuras personales suyas, aunque como reconoce en uno de los dibujos al final, no lo pueda ver el autor hasta mucho tiempo después o nunca.
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