Posiblemente ésta sea la mejor obra de José Ortiz como dibujante y de Antonio Segura como guionista. Mi favorita, seguro.
Un clásico que, pese a algunas pequeñas referencias totalmente absurdas (bases lunares en 1988 y cosas así), que ha envejecido muy bien y se mantiene perfectamente fresca hoy en día. Puede que más con la crisis económica actual.
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