Tener las dos historias del detective futurista Gili Lacosta reunidas en un tomo de edición impecable es una excelente noticia, porque Miguel Calatayud, pese a que su labor en el campo del cómic no es especialmente numerosa, es un nombre importante y es de justicia que sus obras estén disponibles a los nuevos lectores sin problemas.
Las dos historias mezclan intriga, humor surrealista, giros de guión constantes y un dibujo rollo línea clara potentísimo.
Eso sí, se nota que es muy fruto de su época porque cada página parece gritar a los cuatro vientos Años 80.
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