En 1996 DC se sacó de la manga un selo llamado Helix que iba a estar dedicado a la ciencia ficción. Allí nació la gran Transmetropolitan, por ejemplo.
Y poca cosa más. En el resto estaba estaba esta miniserie sobre un vampiro en una sociedad futurista que es el encargado de mantener el orden entre las tribus de la noche y de defenderla ante los ataques de personajes rollo Van Helsing, para que nos entendamos.
Truman dice que se lo pasó bomba con este trabajo y lo creo. Juega con puntos de vista, con lo relativo que puede ser hacer algo según dónde estés (un poco como el Soy leyenda de Richard Matheson) y es muy entretenido.
Las portadas pintadas son espectaculares.
Lástima que se quedase en sólo seis números porque la premisa daba muuucho más de sí y algunos personajes piden tener más desarrollo.
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