Cuando el diario El País le pidió a Max que fuera su representante en la feria de arte ARCO, el autor se planteó hacer un cómic pensado en cómo lucirían los originales, no en la reproducción. Para ello usó un ejemplar del periódico como soporte, contrapunto a lo que va pasando en algunos momentos, y una historia muy simple con una viñeta por página por la premura del tiempo junto a un estilo especialmente sintético.
El resultado puede leerse ahora. Es un experimento interesante, con aciertos y errores. Para mí el mayor es la edición: un álbum en formato grande para una obra que se lee en unos minutos es excesivo.
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