Los cómics EC siempre tuvieron una intención de defensa de uinos valores progresistas (los preachies, que decía Bill Gaines).
Este número, bastante flojo en general (sólo me quedaría con la historia de Ingels), tiene posiblemente la peor historia de la EC.
Cuidado que la destripo.
La cosa va de un chaval que no puede asumir que sus padres se quieren divorciar y que, tras una delirante charla con un juez, se escapa, se mete en un tren y las paga canutas hasta que lo atropella un coche. En el hospital los padres le dicen que su actitud les ha hecho recapacitar y van a volver a intentar seguir todo juntos como una feliz familia.
Es decir, una defensa de los valores más conservadores y rancios en un pastelón de historia. ¿Dónde están los autores de historias en contra del abuso policial, del racismo y todo eso? Hay que mencionar que otras dos de las historias de este número (la de Ingels es la que se salva) tienen la moraleja de mother knows best...
¿Se habían bajado los pantalones ante las presiones mediáticas e intentaban aparentar ser unos buenos chicos?
Eso sí que es un shock, un horror, pero, sobre todo, un crimen
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