Otro cómic del año de la castaña que se mantiene estupendamente.
El grafismo de Gould, tan expresionista, tan contrastado, sigue funcionando como el primer día. Y sus tramas llenas de violencia (el villano acribilla a una niña en la viñeta que he elegido) siguen sorprendiendo, no parecen de esos años, sino algo mucho posterior.
Una joya.
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