Hace unos meses uno de los autores me comentó que estaba trabajando en un nuevo fanzine, que se llamaría Lardín, ya que había sido Rubén Lardín el impulsor, aunque a él no le hacía mucha gracia el nombre. Los autores que iban a participar eran de la primera etapa de El Víbora, y eso ya me interesó.
Lo he estado esperando con verdaderas ganas.
Cuando lo tuve en las manos, le eché un vistazo al sumario y el listado de colaboradores. El modo en que se describía a éstos me recordó el modo que se usó durante muchos años en El Jueves, al igual que el tono humorístico de muchas de las historietas, aunque en un tono menos ligado a la actualidad.
Dejando aparte que lo veo barato y que me ha interesado lo bastante como para estar pendiente de los siguientes, confieso mi desconcierto ante lo que quiere ser Lardín.
Éste viene porque no tengo nada claro a qué aspira ser esta revista. ¿Un fanzine donde se reúnen de nuevo nombres míticos de El Víbora? ¿Una competencia a revistas como Mongolia?
Porque si Lardín me ha recordado algo sobre todo ha sido a los suplementos dominicales de los periódicos. Porque hay entrevistas (a un torero, nada menos), algún articulito, pasatiempos y columnas de escritores. Muchas columnas de escritores. Muchísimas.
Es en este apartado donde a mí me han perdido. La gran mayoría me han parecido muy huecas, vacías de contenido e interés, y más preocupadas en ser puras exhibiciones de fuegos artificiales literarios. La mayoría se me han atragantado por lo insufriblemente pretenciosas, unas pocas son soportables y sólo una, la de Jesús Cuadrado, me enganchó plenamente por la emoción que me transmitió lo que se contaba.
En fin, seguiré este Lardín a ver hacia dónde va...
No hay comentarios:
Publicar un comentario