A nivel argumental hay pocas novedades respecto a anteriores obras de este gran autor: cierta denuncia (en este caso sobre la situación de las reservas y de los manejos políticos), un protagonista de fuertes principios, duro como una piedra y mal carácter...
Sin ser una mala lectura, que no lo es, lo mejor es ver a Hermann disfrutando como un cosaco mientras dibuja la fauna africana.
Espectacular.
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