Así que pasé bastante del comic mensual. Y de los tomos en tapa blanda.
Sobre todo porque no metían las portadas y me puede el completismo.
Pero los tomos en tapa dura americanos, con sus portadas y pijaditas, con doce números seguidos, a un tamaño mayor, ya me picaron.
Y los empecé a comprar.
Lei el primero, me gustó y seguí comprando, que no leyendo los demás.
Poco antes de empezar este blog, o diario de lecturas comiqueras, me había zampado los seis tomos en tapa dura de un tirón.
Hace poco vi que se había anunciado el octavo. Por lo que deduje, uno que es así de listo, que me faltaba el séptimo. Cosas de hacer los pedidos a toda velocidad a última hora.
Bueno, es un poco más de lo mismo. Y hay cosas que me parecen excesivas. Si a alguien le vuelas medio cráneo incluyendo un ojo, una oreja y parte del cráneo, dudo mucho que sobreviva.
Pero lo hace.
Porque para mí, Kirkman está más interesado en algunos personajes que en otros.
Para mí Rick es el segundo en su lista de prioridades.
Yo la sigo desde que se publico en los EEUU y me tiene enganchado, aun con sus excesos y bajones. Aunque tengo la sensación que algún día, de alguna manera grandilocuente matara a Rick y solo será el principio...
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