Conocí la serie de Soda cuando se serializaba su primer álbum en la revista belga Spirou, que compraba en Norma mientras estuve viviendo en Barcelona. La idea del policía que se hace pasar ante su madre enferma del corazón como sacerdote para no preocuparla tenía gracia.
Desde entonces he leído algún álbum más y siempre me decía que debería leerla toda.
Pero cuando lei ayer el cuarto álbum, por fin, quedé fascinado. No sólo porque el cambio de dibujante le sentó maravillosamente, ya que Gazzotti se desenvuelve de manera espectacular en las escenas de acción, dinámicas como pocas, sino por el guión de Tome que tiene una estructura donde los personajes secundarios coinciden, se encuentran y vuelven a encontrar que es modélica.
Impresionante.
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