Conocí esta serie gracias a la revista Spirou-Ardilla. Ver un cómic divertidísimo, con unos guiones de un inspiradísimo Cauvin, sobre la vida de un dibujante de cómic malhumorado e hipocondriaco era bastante sorprendente (lo de Vázquez era otra cosa). Es curioso ver cómo se retratan Lambil-Lampil y Cauvin, cómo ironizan sobre las redacciones, otros dibujantes, las sesiones de firmas (impagable la escena del aficionado persiguiéndolo al baño por lo real), sus relaciones con sus mujeres (un remanso de sentido común)... Hay mucho cómic autobiográfico, sobre todo en los últimos tiempos, pero de éste casi nadie parece acordarse.
Una lastima porque es sensacional.
Me encantaba (y lo sigue haciendo) este cómic y sus Casacas Azules. Aquí es casi imposible que alguien se dedique a recuperar esta serie, es una lástima.
ResponderEliminarYo conservo con mucho cariño el album de la prision de robersonville. No seran reeditados de nuevo nunca?
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