Me encanta el amor que tiene Víctor Santos por los géneros y cómo se mete en ellos sin manías, arremangándose y jugando con ellos, mezclándolos, con sus influencias claras y sin complejos.
Aquí tenemos un excriminal y una secta, monstruos humanos y sobrenaturales, novela negra y fantástica. Un personaje salido de un libro de Elmore Leonard que acaba en una pesadilla de terror japonesa.
La verdad es que, diversión aparte, me ha llamado mucho la atención algunos juegos narrativos, que van de lo sutil y minimalista a coreografías y movimientos en intensas escenas de acción.
Una lectura muy satisfactoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario