Hay muchas influencias en este cómic. La historia tiene algo de Julio Verne (el viaje, la tecnología, la aventura) y del John Carte de Burroughs y el dibujo tiene ecos de Chester Gould o de la animación americana de los últimos 25 años, con Darwin Cooke a la cabeza.
Pero si tuviera que definirlo rápidamente diría que es lo más parecido a lo que hubiera salido si Flash Gordon hubiera nacido en los primeros treinta números de Cairo.
Hay trozos farragosos, con demasiado texto y demasiada información del mundo de Rocketo, hay partes algo embarulladas y el dibujo a veces se pasa de esquemático.
Pero cuando funciona, lo que es bastante a menudo, es un tebeo maravilloso.
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