En este salón de Barcelona he comprado muchos tebeos. Muchos.
Uno de ellos, que lei una noche en el hotel a la vez que estaba con el amigo Jorge Iván Argiz hablando de posibles invitados a las Jornadas de Avilés, fue una autoedición del gran Ivá de material de El Papus.
Qué bien se sigue aguantando, qué salvajadas llega a soltar y cómo debían escandalizar en esa época.
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